La escuela adecuada

Una de las tareas más complejas que tienen los padres durante la crianza de los hijos, es sin duda la elección de escuelas, y más difícil cuando estas decisiones se deben tomar en las primeras etapas escolares del menor, ya que de esa toma de decisiones dependerá el éxito o el fracaso escolar. 

Una de las formas más comunes de elección, es mediante la recomendación que nos hacen otros familiares, amigos o incluso vecinos. Si bien es un punto muy favorable para la institución el que la recomienden, esto no significa que pueda ser lo ideal para nuestro niño. Ya que debemos tomar en cuenta varios factores importantes para que su acercamiento a esta etapa de la vida sea lo más agradable posible.

Por ello es importante reconocer que todo individuo es único e irrepetible, y por lo tanto su forma de aprender nunca será igual a la de otros, de hecho, a pesar de tener estilos de aprendizaje estandarizados, es importante considerar que existen tantos estilos de aprendizaje como los hay de humanos.

Hoy en día la verdad es que las escuelas en nuestro país suelen ir a la moda, ya que dependiendo de la corriente educativa que este en voga será lo que nos ofrezcan como metodología de trabajo. Pero la realidad es que suelen adoptar una sola forma de trabajo que en su gran mayoría es “tradicionalista” y sólo van cambiando de metodología: constructivista, por competencias, activa, etc., conforme la mercadotécnica lo vaya requiriendo. Sin importar si dicha metodología es la que más le puede ayudar al alumno. 

Y como resultado tenemos, en los primeros meses del ciclo escolar constantes citatorios por que el niño no pone atención, no deja de hablar, no logra mantenerse quieto o en silencio, no logra lo objetivos de la maestra, y hasta en muchos casos comienzan a presentar “trastornos del aprendizaje”, teniendo que canalizar al menor con apoyos adicionales o en el peor de los casos termina en la deserción escolar.

Por ello como padres de familia debemos darle la importancia necesaria a la hora de elegir la escuela para nuestros hijos, pero cómo hacerlo sin dejarnos llevar por lo que nos recomiendan o por lo que leemos en redes sociales.

Aquí te dejamos algunas recomendaciones para no morir en el intento:

1.   Debes saber que no existe escuela perfecta, esto hará que puedas tener en claro que no son tus expectativas las que debes tomar en cuenta si no las de tu hijo.

2.   La cercanía a tu hogar, esto será fundamental para evitar que la llegada al colegio sea un estrés constante por que debes llegar temprano.

3.   Apóyate de algún especialista que pueda ayudarte a identificar cuál es el estilo de aprendizaje de tu hijo, ya que esto te permitirá reducir del mundo de escuelas que existen a las que más vayan acorde a las necesidades de tu niño.

4.   Considera la capacidad de los grupos, ya que de acuerdo a la cantidad de niños en el aula será la posibilidad que tenga el profesor de atender a tu hijo en caso de requerir su apoyo.

5.   Toma en cuenta un periodo de adaptación, este tiempo es fundamental para poder lograr un apego positivo entre los miembros de la institución y tu hijo. Este periodo va variando de acuerdo a las necesidades de cada niño.

6.   Factor económico, esto sin duda debe ser fundamental tomar en cuenta a la hora de decidir, pues debemos tomar en consideración las posibilidades de solventar el gasto. Y más si es que no contamos con un plan de financiamiento previo.

7.   Instalaciones en buenas condiciones, es importante que tomemos en consideración esta característica ya que en caso de emergencia esto puede ser un factor de riesgo para la integridad de nuestro niño.

8.   Personal capacitado, importante que las personas que estén frente al grupo tengan la preparación adecuada para saber cómo brindarles a los niños las herramientas necesarias para desarrollas todas sus habilidades y potencialidades.

9.   Y, por último, pero no menos importante, debes tener confianza en la institución en la que decidas ingresar, ya que esto te permitirá siempre ser objetivo y tener apertura a los apoyos que te soliciten.      

Por: Deisy Priego Rojas

Psicopedagoga